domingo, 5 de enero de 2014

Optimismo Inteligente

Yo soy de los que piensa que desde que nos despertamos, empezamos a sufrir un bombardeo de pesimismo que nos baja el ánimo apenas empieza el día. El primer momento trágico de la mañana ocurre cuando enciendes la TV y sintonizas el noticiero. ¡El mundo está rodeado de tragedias!. Y el segundo momento, ese que te baja la moral por el resto del día, es cuando te encuentras a alguien en la calle y te responde cosas como: "Aquí, sobreviviendo...", "Ya sabes, jodido...", "Peor que ayer", "Sin más... ¿qué te puedo decir?".... 



Esta es la razón por la cual desde hace un tiempo me he interesado en aquello que llaman Optimismo Inteligente. La primera persona que escuché hablando del tema fue a Luis Galindo, un conferenciante español que se dedica a motivar y a animar a la gente a ver la parte positiva de las cosas que suceden en la vida. Y me he animado a comentarlo porque creo que en la actualidad, en todas partes del mundo, es algo que es necesario saber y sobretodo aplicar en nuestro cotidiano.



El optimismo inteligente es la capacidad de vivir la vida con una visión objetiva y realista, pero sin perder ni un segundo de nuestro tiempo en quejarnos de lo que va mal, y poner todos nuestros esfuerzos en hacer que aquello que no va bien pueda mejorar con nuestros aportes. No se trata de ver la vida color de rosa, ni mucho menos de evadir aquello que puede ser mejorable, sino de tener la capacidad de preguntarnos; qué puedo aportar YO a esta situación para encontrar soluciones.

Aunque parezca mentira, está científicamente demostrado que las emociones se contagian. Una persona que entra por la puerta con una actitud pesimista le baja la moral al resto de personas, y alguien que entra con una actitud alegre, optimista y de ilusión, hace que el resto de la gente también conecte con esa emoción. Es una inyección de ánimo que ocurre en pocos segundos con un saludo, una frase o con un simple gesto.

Otra razón para creer en el optimismo inteligente es que somos lo que nos decimos. Está neurológicamente comprobado que el cerebro ve aquello que le decimos que vea. Si constantemente nos dedicamos a construir un lenguaje interno que está enfocado en el pesimismo, en las cosas malas, en las noticias negativas, nuestro cerebro se va a dedicar a identificar todo lo malo que está alrededor. Si por el contrario nos enfocamos en ser agradecidos, en ver las cosas buenas que están allí, aunque sean las más pequeñas, el cerebro no abre el panorama y nos permite encontrar las cosas positivas en el entorno. Es un tema de afinar el foco del día a día.

Pero la razón más poderosa por la cual me parece un concepto importante, es principalmente porque nos invita a mirar hacia adentro, a buscar las soluciones desde nuestros aportes y no desde factores externos. Es un concepto que nos convierte en protagonistas y no en víctimas de las circunstancias, que nos invita a ser más agradecidos con lo que tenemos, nos enseña a valorar las cosas que nos rodean, a quejarnos menos y a actuar más... Pero como toda invitación, somos nosotros los que decidimos si aceptamos o no ir a la cita.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario