OPORTUNIDAD; el lado olvidado de la crisis.

Seguramente a ti también te ha pasado que dondequiera que vayas, luego de romper el hielo y empezar una conversación, sale a colación uno de los personajes más famosos en los últimos tiempos; la crisis. Es un personaje tan famoso que lo encuentras en la televisión, en el supermercado, en el metro, en el bus, en el bar, en el gimnasio, en la oficina y hasta en tu casa.

Desde hace un tiempo hacia esta parte, podemos decir que hemos encontrado al mejor culpable para todas nuestras calamidades, problemas, incertidumbres y desaciertos. Nos hemos enfocado TANTO en este tema, que hemos educado a nuestro inconsciente para responder automáticamente en función de lo negativo y a partir de allí empezar a vivir nuestro presente y construir nuestro futuro.

Durante la revolución industrial, las fábricas tenían como objetivo principal aumentar los niveles de producción para garantizar mayor rentabilidad. Es allí cuando empiezan a surgir teorías como la división del trabajo de Adam Smith, la administración científica propuesta por Taylor, entre otros aportes de Henri Fayol o Max Weber. Sin embargo, en este esfuerzo deliberado por maximizar la efectividad y reducir costes, emerge un concepto novedoso en el mundo de la ingeniería; la resiliencia en los materiales. Un material se considera resiliente cuando tiene la capacidad de resistir y soportar los cambios del entorno sin modificar su funcionamiento. Por ejemplo, los materiales requeridos para construir una casa se consideran resilientes en la medida que tengan la capacidad de soportar las temperaturas altas del verano, las bajas del invierno, el sol, la lluvia, la presión etc. con la finalidad de poder mantenerse mucho más tiempo sin reparaciones.

El gran aporte de la ingeniería con respecto a este tema, consiste en que el concepto de resiliencia se ha extrapolado al ámbito personal y humano, convirtiéndose en una competencia social capaz de ser desarrollada por las personas. En este sentido, una persona resiliente será aquella que tenga la capacidad de adaptarse y a afrontar las adversidades que el entorno le proponga. Pero lo interesante de este concepto no es la definición en sí misma, sino todo lo que hay detrás de ella; motivación, principios, valores, objetivos, liderazgo, metas, actitud. En otras palabras; todas las variables que permiten que una persona tenga éxito frente a un adversidad.

El mundo profesional y laboral de hoy nos presenta un entorno sumamente complicado y cambiante en el cual debemos tener la capacidad de dar respuestas efectivas. No olvidemos que la crisis ha sido producto del comportamiento humano, de decisiones mal tomadas y de gestiones poco efectivas. Por tanto, la solución a dicha crisis también deber ser consecuencia de nuestros actos, pero debemos empezar a asumirlo como una responsabilidad ineludible de nuestro cotidiano. 

Las crisis son sin duda momentos difíciles, pero también son un llamado de atención que nos permite saber que lo que estamos haciendo probablemente no responde efectivamente a lo que el entorno nos exige. La principal oportunidad que nos presenta una crisis consiste en cambiar nuestra visión de la realidad y empezar a actuar en consecuencia. Aislarnos en lo negativo hace que todo aquello que venga a nosotros sea negativo. Pensar desde el pesimismo no nos permite ver que hay otras opciones posibles, otros caminos mejores. Pero la respuesta depende de nosotros mismos, de nuestra actitud de querer hacer algo distinto para cambiarlo, de tener la convicción de agregar valor en los escenarios en los que nos desenvolvemos. A veces no avanzamos porque es mucho más sencillo no cambiar, pero no olvidemos que la peor crisis es aquella que se enquista en nuestra mente y limita las acciones.

¿Acaso el mundo no sería distinto si en vez de decir que todo va de mal en peor, dijéramos que el presente nos propone un reto y una oportunidad para aprender de los errores y empezar a hacer las cosas cada vez mejor?

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