lunes, 17 de junio de 2013

TAHITÍ; los verdaderos valores del Fútbol

Es evidentemente lógico que el equipo que se lleve la mayoría de los méritos en un campeonato deportivo sea siempre el equipo campeón. Sin embargo, el mundo del deporte es tan mágico y completo, que a veces nos ofrece la oportunidad de apreciar en los pequeños detalles la grandeza del ser humano. De hecho, en la actualidad existen autores que se dedican a explicar, a partir de analogías deportivas, todas las variables que predominan en el éxito o el fracaso organizacional, personal e incluso de sociedades enteras. En un equipo de fútbol, por ejemplo, no sólo se evidencian variables extrínsecas como trabajo en equipo, liderazgo, comunicación, comportamiento de grupos, culturas, sino también todo aquello relacionado con motivación, superación, principios, valores, emociones, actitudes, creencias, entre otras variables intrínsecas que mueven al ser humano.

No obstante, la magia del fútbol a veces se ve opacada por una valoración superficial del deporte. Los fichajes multimillonarios y la cantidad de dinero que mueven las publicidades, lo han convertido en un deporte de élite que pareciera que se desenvolviera en un mundo paralelo al nuestro. El 99% de la población mundial vemos el fútbol profesional desde las gradas y las pantallas, mientras que el 1% restante lo hace desde la cancha como protagonista.

Y es justamente en ese 99% de espectadores donde se encuentran personas como Steevy Chong, Samuel Hnanyine, Teheivarii Ludivion, Afrain Arañeda y Ludovic Graugnard, quienes hoy la vida les ha dado la oportunidad de compartir la cancha con las más grandes estrellas del fútbol actual. Vendedor de teléfonos, estibador en un puerto, alpinista, chofer de buses y profesor de educación física, respectivamente, son las profesiones de los que hoy forman parte del equipo de fútbol que representa a Tahití en la Copa Confederaciones Brasil 2013. Parece mentira -incluso risible- que un equipo con tales características se vaya a enfrentar contra una selección campeona del mundo y repleta de estrellas como es España. El hecho es que Tahití por ser la selección campeona de Oceanía, se ha ganado la oportunidad de participar en este apoteósico evento futbolístico.

Es obvio que la técnica, las habilidades e incluso rendimiento físico de los jugadores aficionados del fútbol de Tahití no pueden ser las mismas que tenga un jugador de fútbol profesional del resto de las selecciones participantes del torneo. Pero lo interesante de este equipo no radica justamente en sus capacidades, sino en cómo viven el hecho de estar allí, sabiendo que por 90 minutos van a poder compartir la magia del fútbol con jugadores que han sido sus estrellas del otro lado de la pantalla como Iniesta, Xavi, Iker Casillas, Fernando Torres, etc... Y además ser vistos por millones de personas en el mundo entero.

La selección de Tahití ya perdió seis (6) goles por uno (1) en su primer partido contra Nigeria. Pero a pesar de la cantidad de goles recibidos, fue un equipo que desde el pitazo inicial dejó la piel en el campo, creó jugadas de peligro hasta el minuto 85 de partido, consiguió convertir un gol y lo celebró como si hubiese sido el más importante de la historia del fútbol. La alegría, la pasión,  las ganas y el agradecimiento de poder vivir intensamente el sueño de sus vidas, es lo que llena de méritos a esta selección.

El equipo de fútbol Tahití es sin duda alguna uno de tantos milagros deportivos  que nos recuerdan que el fútbol es más que darle patadas a un balón, que significa mucho más que un contrato multimillonario. Nos recuerda que cuando una plantilla completa de jugadores, que vale veintisiete (27) veces menos que el fichaje de Neymar, lucha hasta el último balón del juego, se levanta con la frente el alto luego de encajar seis (6) goles, busca con ahínco un gol y lo celebra con desbordada alegría, es porque lo que mueve a esos jugadores es el orgullo de representar los colores de su país y vivir la pasión y entrega de 90 minutos de batalla en el campo. Es porque se proponen vivir a cabalidad los verdaderos valores del fútbol.

Y si así son los jugadores, seguramente los habitantes del país estén reunidos viendo cada uno de sus partidos al mejor estilo Jamaica Bajo Cero; comentando cada jugada, suspirando cada vez que el balón pase cerca del área rival, preocupados por ese jugador que está tendido en el piso con cara de dolor y no termina de levantarse, expectantes de ver que el balón cruza la línea para dejarse la garganta en un grito de gol…


… Dios, gracias por permitirnos ver otro asombroso milagro del fútbol.







2 comentarios:

  1. Es muy cierto, siempre vemos a las estrellas que todos nombran en el mundo, pero nunca vemos mas alla, mas alla de las personas que no son estrellas y que luchan cada minuto para marcar un gol y disfrutal la magia del futbol. En mi opinión ya el futbol no es mas que un deporte donde se mueve a punta de dinero, ya se ha perdido la esencia que se tenia dese antes.
    Tahiti nos demostro que el dinero no compra la felicidad, porque, aunque la felicidad de ellso dure 90 minutos, vale la pena disfrutarlo.

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  2. Así es , Iván. Para mi se trata de ver el fútbol como un sentimiento, una filosofía.. Lo demás son cosas añadidas que le agregan o le restan valor dependiendo de cómo las vemamos.

    Al entrenador de Tahití le preguntaron cuál era su objetivo en la Copa Confederciones y respondió:

    "La televisión solo muestra a los grandes equipos. Podemos ofrecer valores como el respeto y la lealtad, que a menudo son olvidados en el fútbol profesional. Es por eso que para nosotros un honor poder representar al fútbol amateur en un escenario semejante. Les dije a mis jugadores que, juguemos contra España o contra Nigeria, al final del partido se darán la mano, aún cuando hayan perdido. Y serán reconocidos si han dado lo mejor y mostrado espíritu de lucha"

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